ALMA MAHLER

DEMASIADO MUJER PARA UN HOMBRE SOLO Y DEMASIADO GENIAL PARA UN HOMBRE CORRIENTE.


(Viena 1879 - Nueva York 1964)

Muy pocas mujeres en la historia del arte se han erigido como una fuente de inspiración tan notable y han influido en tantos hombres de talento como la compositora, pintora y musa vienesa Alma María Schindler, una de las mujeres más polémicas y fascinantes de la Europa contemporánea que, desde su infancia se desenvolvió en el ambiente privilegiado creado en torno a su padre, Emil Jakob Schindler, un hombre que a pesar de no poseer un gran talento como pintor fue capaz de reunir a su alrededor a lo mas granado de la clase alta vienesa y a los mas renombrados artistas, bohemios y notables de de la Viena de la transición entre los siglos XIX y XX.

 

 

En contra de lo que cualquier mujer de su época hubiera hecho, Alma Schindler supo romper con los estigmas que la sociedad le imponía por ser mujer y siempre actuó  con libertad, sin represiones y  manifestando su opinión sobre cualquier tema por controvertido que fuera. Desinhibida en todas sus relaciones, Alma fue amante y fuente de inspiración de muchos poetas, pintores, músicos, escritores, científicos y hasta de un sacerdote siendo con quienes mantuvo apasionados romances aunque tuviera que sufrir a lo largo de su vida graves reveses como la pérdida de varios hijos y nunca encontrar el amor definitivo que le hiciera sentir que su búsqueda había terminado.

 

LOS AMORES DE ALMA MAHLER


 

La vida amorosa de Alma, descrita por quienes la conocieron como una mujer de singular y precoz belleza, comenzó a una edad muy temprana en la que se relacionó con importantes artistas (fundamentalmente músicos y pintores) tales como el pintor simbolista austríaco Gustav Klimt el primer hombre con quien Alma se besó. Como recuerdo de lo que para Klimt significó aquella experiencia, el pintor la dejó plasmada en un cuadro que tituló, precisamente, “El beso”, y cuya valoración actual se cifra en varios millones de dólares. A partir de entonces, la jovencísima Alma mantuvo un imparable ritmo de relaciones, más bien efímeras, con hombres de la talla del director teatral Max Burchkard o u profesor de piano el compositor Alexander von Zemlinsky, hasta que en 1902 contrajo matrimonio con el entonces triunfador y famoso compositor y director de orquesta  Gustav Mahler, 20 años mayor que ella y con quien llegó a tener dos hijas: María y Anna.

 

EL BESO (Klimt)

 

GUSTAV  & ALMA

GUSTAV MAHLER – ALMA MAHLER

 

El amor entre Mahler y Alma siempre estuvo marcado por unos sentimientos paradójicos y plenos de contrastes en los que la entrega y el desinterés, la lealtad y las infidelidades y la veneración y el menosprecio marcaron las pautas de en una relación en la que el conservadurismo vienés y el progresismo aportado por Alma e impuesto los nuevos usos del recién estrenado siglo XX estuvieron siempre en pugna.

Si bien Gustav aseguraba amar profundamente a su esposa su amor incluyó ciertos términos e imposiciones como la exigencia de que Alma renunciara a sus aspiraciones musicales (además de ser una buena pianista, Alma despuntaba como compositora de lieder) para que Mahler pudiera dedicarse exclusivamente a dirigir y componer (dos músicos no tenían cabida en su hogar, según el músico) mientras ella atendía a su familia, supervisaba las finanzas y ejercía como copista de partituras y lectora de las pruebas de las obras de su esposo. Si bien, en principio, Alma asumió la imposición planteada por Mahler ya antes de que contrajeran matrimonio, finalmente se cansó de ejercer un papel que la hacía sentir prisionera en medio de una vida sin alicientes que sempiternamente giraba en torno a la genialidad de su famoso esposo y la sumía cada vez mas en el tedio de una resignación forzada por la impotencia y sobre todo por las responsabilidades contraídas tras el nacimiento de sus hijas.

 

UNA INFIDELIDAD PREDECIBLE Y COMPRENSIBLE


GUSTAV MAHLER                                     ALMA MAHLER                               WALTER GROPIUS

 

Tras la repentina muerte de María, la hija mayor del matrimonio, como consecuencia de una difteria complicada, Alma quedó sumida en un apático y depresivo duelo que le hizo buscar refugio en un balneario de Tobelbad, cerca de Graz (Austria) donde conoció y se enamoró del joven arquitecto Walter Gropius, el mismo que años después llegaría a fundar la Bauhaus (una innovadora escuela de arquitectura que consiguió algo tan rompedor para la época como la fusión del arte con el diseño industrial).

Mahler descubrió la infidelidad de su mujer a través de una carta de amor que, tal vez intencionadamente, Gropius le había escrito a Alma poniendo como destinatario en el sobre el nombre del compositor. Abatido y resignado ante su culpa asumida porque Alma se hubiera enamorado de otro hombre, Mahler,  ya por entonces gravemente enfermo por una cardiopatía que le fue diagnosticada simultáneamente a la muerte su hija, le suplicó a su esposa que se quedara con él en un desesperado intento por recuperarla. El compositor manifestó de pronto un súbito interés por las composiciones de su mujer, las mismas que antes siempre ignoró, aunque para ella, enamorada Gropius, era demasiado tarde para cualquier intento por salvar su matrimonio aunque decidiera no abandonar a su marido hasta que un año más tarde, en 1911, Mahler muriera al poco de regresar de una gira como director por los Estados Unidos, un viaje en el que Alma permaneció siempre a su lado y del que el compositor regresó en unas deplorables condiciones de salud que presagiaban un desenlace fatal inminente.

 

UNA PLEYADE DE AMANTES PARA

UNA MUJER DE TODOS Y DE NADIE

 

Ya viuda de Gustav Mahler, Alma comenzó a trabajar con el biólogo y músico vienés Paul Kammerer con quien mantuvo una tortuosa relación en la que Paul, presa de la pasión y el arrebato que le produjo su enfermiza obsesión por Alma, llegó a amenazarla con suicidarse disparándose un tiro frente a la tumba de Mahler si ella no accedía a casarse con él.

Después de que Alma consiguiera romper con el científico, su corazón volvió a ser libre, más no por mucho tiempo, pues conoció –en realidad lo conocía desde muchos años atrás, incluso antes antes de su matrimonio con Mahler-  al pintor Oscar Kokoschka para quien posó en varias ocasiones y quien en su famoso cuadro Der Windsbrauf (La novia del viento), dejó plasmado el amor que sentía por Alma aunque vivieran una relación difícil, atormentada y muy censurada por el conservadurismo de una sociedad, la vienesa, siempre crítica con el comportamiento atrevido y reaccionario que Alma manifestó ya desde su adolescencia.

 

LA NOVIA DEL VIENTO
(Kokoschka)

 

Tras la ruptura con el pintor, éste se trastornó de tal modo que mandó construir una muñeca de tamaño real para recordar a Alma con todos sus detalles. Kokoschka, en su desesperación, acostumbraba ir a un teatro local llevando con él la famosa muñeca como si de Alma se tratara.

Temerosa ante las posibles consecuencias de la patológica y desbordada pasión de su amante, Alma volvió con Gropius con quien finalmente se casó en 1915 y tuvo una hija a la que pusieron por nombre Manon y quien, fatalmente y al igual que sucediera con su primogénita del matrimonio con Mahler, murió de poliomielitis en plena adolescencia. El músico Alban Berg, gran amigo de Alma, compuso en memoria de Manon el famoso Concierto para violín y orquesta “A la memoria de un ángel” en el que, al mismo tiempo de su recuerdo por la joven muerta dejó plasmado el amor que también sentía por Alma.

En el fondo, Alma, pese a ser una mujer independiente, atractiva y apasionada, siempre vivió como un ser solitario en permanente busca de un cobijo que, probablemente, nunca llegó a encontrar.

Al igual que le ocurriera tantas veces en el pasado, la relación con Gropius también tocó fondo y finalmente se divorciaron en 1920. Ya para entonces el poeta y novelista Franz Werfel había conquistado el corazón de Alma y de esta relación nació un bebé que, una vez mas, y por una extraña fatalidad que mas parecía una maldición, murió con solo diez meses como si un infausto destino persiguiera a Alma para malograr de por vida el fruto de sus amores.

 

 

Aunque finalmente llegó a casarse con Werfel, en 1929, el corazón de Alma siguió predeterminado a ser de todos y de nadie cuando, de nuevo el destino le tenía previsto un hombre de quien una vez mas volvería a enamorarse. En esta ocasión se trataba de un atractivo y joven sacerdote llamado Johannes Hollnsteiner, un profesor de teología de escasos treinta años (para muchos futuro cardenal de Viena) con quien Alma mantuvo una intensa y apasionada relación que le hizo abandonar a Werfel por un tiempo. El affaire con Hollnsteiner hizo que circulara por Viena un nuevo escándalo en torno a Alma Mahler de quien se dijo que era una mujer bella y “con tanto talento e inteligencia que bien valía una misa”.


ANTE ALMA ERA IMPOSIBLE LA INDIFERENCIA

No sería aventurado afirmar que podríamos descubrir a Alma Mahler  a través de los hombres que la amaron, una serie de personas notables y tocadas por la genialidad que sucumbieron ante una mujer en la que encontraron un contrapunto que les fue imprescindible para que su genialidad llegara a aflorar.

Alma Mahler, una de las mujeres mas destacadas de la Europa de entreguerras, fue poco a poco cimentando una fama que la convirtió en lo que hoy es, una referencia en la época en la que el arte experimentó una transición desde las formas clásicas y decimonónicas hasta el convulso contexto social, histórico y creativo surgido con el advenimiento del siglo XX.

Para muchos de sus biógrafos, Alma siempre fue, hasta en los últimos años de su vida, una especie de “tirana emocional” tanto con sus maridos como con sus amantes e incluso con todos aquellos con quien se relacionó. Sin embargo, y como consecuencia de una controvertida personalidad que provocó sentimientos extremos en  las personas que se cruzaron en su vida, podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que nadie que la conoció llegó mostró indiferencia ante ella ni fue capaz de olvidarla.

Alberto Soler Montagud

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6 respuestas a ALMA MAHLER

  1. Jose Ramon dijo:

    Hola. No conocía tu blog. Tengo que verlo con calma, pero tiene buen aspecto.
    Solamente un comentario. La foto con la que encabezas el artículo tengo la sensación de que no es de Alma Mahler, sino de su hija Manon Gropius.
    Un saludo

    • Alberto Soler dijo:

      Estimado José Ramón
      Tienes toda la razón. La chica de la foto es, efectivamente, Manon.
      En el momento tenga ocasión la sustituiré.
      Una saludo y gracias por seguir el blog de mi “mahleriana” novela.
      Alberto Soler

  2. Pingback: Alma Mahler, demasiado mujer para un hombre solo y demasiado genial para un hombre corriente

  3. Joana dijo:

    Hola, interesante biografía. No le conozco pero le doy la enhorabuena por la publicación del libro. Es un sueño que persigo desde niña. Creo que si lo viera en una estantería sería feliz con contemplar a una sola persona abrirlo, echarle un vistazo y llevárselo. Sólo una… Un abrazo desde Alicante.

  4. Gabino dijo:

    Recomiendo a todos los interesados en la biografia de Alma, el último libro de Almudena de Maeztu sobre la relación Alma-Gropius.

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