RASGAR LAS TINIEBLAS

RASGAR LAS TINIEBLAS

Aquella calurosa tarde, el joven compositor acusaba el cansancio de varias noches de duermevela en las que evocaba una mañana de su infancia en la que su familia se preparaban para acudir a una boda y, a punto de salir de la casa, el cabeza de familia le propinó una paliza a su esposa ante la aterrada mirada de sus hijos, acostumbrados a escenas similares aunque nunca estando sobrio su padre.

Cuando llegaron a la fiesta, con una hora de retraso, unos músicos (trompeta, dos violines, flauta, organillo y un tambor con platillos) interpretaban una alegre tonadilla judía que hacía bailar a niños, jóvenes y hasta ancianos.

Eran sofocantes aquellos días de estío en los que el joven compositor trabajaba en el tercer movimiento de lo que sería su Primera Sinfonía. Había perfilado el primer tema, una marcha fúnebre inspirada en una canción infantil que le recordaba a su tristeza en la infancia cuando su padre maltrataba a su madre. Como compensación, Gustav quería que el segundo tema de ese movimiento fuera como una luz que rasgara las tinieblas presagiadas por el timbal en los primeros compases.

Se sucedieron mas incómodas noches de duermevela hasta que una insidiosa melodía comenzó a sonar en la mente de Gustav como si un travieso duendecillo quisiera distraerle para impedir que compusiera. Él, que intentaba ignorarla, acabó descubriendo que se trataba de la misma música que interpretaba aquél desafinado sexteto en la fiesta nupcial judía el día en que descubrió que existía un mundo alegre y simultáneo a la profunda  tristeza que reinaba en su hogar y que le rompía el alma.

Gustav sonrió mientras tarareaba y tocaba al piano la cancioncilla de sus recuerdos porque sabía que era el tema que buscaba: una diáfana luz con la que rasgar la severa marcha fúnebre infantil que le entristecía y que le permitiría fundir lo trivial con lo transcendente en una paradoja que se repetiría en sus composiciones futuras. Por un instante, Gustav volvió a ser niño y se sintió como se siente un niño cuando es feliz.

Alberto Soler Montagud

AUDICIÓN DE MÚSICA CLÁSICA EN CLASICA2

Para ilustrar musicalmente “Rasgar las tinieblas” su autor Alberto Soler Montagud nos dice, textualmente, lo siguiente:

Para la lectura de éste relato recomiendo la audición, previa o simultánea, del tercer movimiento de la Sinfonía No.1 de Gustav Mahler (“Titán”) que comienza con una versión de lacanción popular infantil de origen francés Frère Jacques adaptada en modo menor y convertida en singular marcha fúnebre.

Puede escucharse el audio al final del artículo publicado en Clásica 2

 


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