UNA ESCULTURA POR LA CONCORDIA INTERRRELIGIOSA


Como bien saben los lectores de El Legado de un Titán, entre muchas otras temáticas, el relato plantea el sueño de uno de sus protagonistas consistente en la utopía de un hipotético ecumenismo que uniera las tres religiones abrahámicas, a saber: judaísmo, cristianismo e islam.

En relación a este aspecto de la obra quisiera destacar que hace poco mas de un año, en Buenos Aires, se inauguró la escultura “Convivencia y Paz”, obra de la artista francesa Francoise Bitonen, en la que la Estrella de David, la Media Luna y la Cruz se fusionan en un anhelo de hermandad, respeto y tolerancia sin que cada uno de estos símbolos pierda un ápice del individualismo que caracteriza las esencias de cada una de las creencias que representa.

Independientemente del cuestionable valor estético de la obra, resulta esperanzador un homenaje como este que repudie algunas lacras de la humanidad tales como la segregación racial, las guerras religiosas, los genocidios, el holocausto y cualquier tipo de fanatismo en contraposición a la esperanza de un diálogo fructífero que fomente la armonía entre todos los seres humanos mas allá de sus orígenes, identidad, condición y credo.

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